El envejecimiento trae consigo numerosos cambios en nuestro organismo y uno de los más notorios se presenta en los pies. Estos son una parte fundamental de nuestro cuerpo que soporta todo el peso y, con el paso de los años, es común enfrentarse a diversos problemas en los pies en la tercera edad.
Cambios comunes en los pies durante la tercera edad
Con el envejecimiento, los pies experimentan una serie de cambios estructurales. Los arcos pueden caerse, la longitud del pie puede aumentar y la grasa natural en la planta del pie se reduce, disminuyendo la capacidad de amortiguación natural del cuerpo. Estos cambios pueden alterar la forma en que caminamos y aumentar la presión en otras partes del cuerpo.
La piel de los pies también cambia con la edad. Se vuelve más delgada y pierde elasticidad, lo que aumenta el riesgo de cortes, heridas y rozaduras. Además, la disminución en la producción de aceites naturales puede llevar a una mayor sequedad y formación de grietas, especialmente en los talones.
El envejecimiento afecta también a la circulación sanguínea, lo que puede complicar la curación de heridas y aumentar el riesgo de infecciones. Problemas como la diabetes o enfermedades vasculares, comunes en la tercera edad, agravan aún más esta situación.
La pérdida de sensibilidad en los pies, conocida como neuropatía periférica, es frecuente en personas mayores. Esto puede ser peligroso ya que reduce la capacidad de sentir dolor o molestias, lo que a veces resulta en lesiones que no son tratadas a tiempo.
Cuidado preventivo ante problemas en los pies
La prevención es un aspecto fundamental para evitar o aliviar los síntomas de los diversos problemas podales causados por la edad.
Es crucial que las personas mayores o sus cuidadores realicen una inspección diaria de los pies en busca de heridas, cortes o cambios en la piel. Identificar y tratar estos problemas de manera temprana es fundamental para prevenir complicaciones mayores.
Usar zapatos cómodos, con buen soporte y que se ajusten correctamente es vital para evitar presiones indebidas y lesiones. El calzado debe ser revisado regularmente para asegurarse de que sigue siendo adecuado a medida que cambian las condiciones de los pies.
Mantener una buena higiene de pies es esencial. Lavarse los pies diariamente con agua tibia, secarlos completamente y aplicar cremas hidratantes puede ayudar a mantener la piel en buen estado y prevenir infecciones.
Por supuesto, las visitas regulares al podólogo son recomendables para el cuidado de los pies en la tercera edad. Como profesionales podemos proporcionar tratamientos especializados, como cortes de uñas adecuados, tratamiento de callos y consejos personalizados para el cuidado de los pies.
Ventajas de la podología a domicilio
Entendemos, que para las personas mayores, en ocasiones resulta complicado desplazarse hasta la clínica. Por ello ofrecemos un servicio de podología a domicilio, que elimina todas las molestias que pueden derivarse del desplazamiento cuando la movilidad es reducida. Así, el cuidado de los pies resulta más accesible y menos estresante.
La atención a domicilio permite que el profesional adapte sus servicios a las condiciones del hogar y las necesidades específicas del paciente, ofreciendo un trato más personalizado y efectivo.
Al reducir la necesidad de desplazamientos, se minimizan los riesgos asociados con los viajes y la exposición a entornos donde podrían contraerse infecciones, especialmente importante para aquellos con sistemas inmunitarios comprometidos.
Problemas en los pies y bienestar
Los problemas en los pies en la tercera edad son comunes pero manejables. Con cuidados adecuados, revisiones periódicas y adaptaciones en el estilo de vida, es posible minimizar el impacto del envejecimiento en los pies y mantener una calidad de vida óptima. Esto es fundamental para garantizar el bienestar durante la vejez.