Plantas de los pies presionadas con los dedos, mostrando una zona de dolor y engrosamiento compatible con un ojo de gallo.

Ojo de gallo en los pies: Qué es, síntomas y cómo eliminarlo

El ojo de gallo en los pies es una de las molestias más comunes que pueden afectar la planta o los espacios entre los dedos. Se trata de una lesión dolorosa que, si no se trata a tiempo, puede llegar a complicarse y afectar la movilidad.

Para muchas personas, esta afección puede confundirse con un callo o dureza, pero su origen y tratamiento son diferentes. Por eso, en este artículo te explicamos qué es el ojo de gallo, por qué aparece, cómo diferenciarlo de un callo común y cuáles son los tratamientos más eficaces para eliminarlo.

¿Qué es un ojo de gallo?

El ojo de gallo es un tipo de hiperqueratosis (engrosamiento de la piel) que aparece principalmente en los espacios entre los dedos de los pies. Se distingue por una zona central más endurecida, de aspecto blanquecino o amarillento, rodeada de una piel más blanda y enrojecida.

Su nombre proviene de su apariencia, ya que en muchas ocasiones tiene un punto central más oscuro que se asemeja a la pupila de un ojo. A diferencia de los callos convencionales, el ojo de gallo tiende a ser más doloroso y profundo, lo que puede causar molestias al caminar.

Diferencia entre callo y ojo de gallo

A simple vista, los ojos de gallo y los callos comunes pueden parecer similares, pero presentan diferencias importantes tanto en su origen como en su tratamiento. Los callos en los pies suelen aparecer en las zonas de mayor presión, como la planta, los talones o los laterales, y se caracterizan por una superficie dura y extensa. En cambio, el ojo de gallo es más pequeño, de forma redonda y con un núcleo profundo, lo que lo hace más molesto y doloroso.

Otra diferencia clave es el nivel de dolor que provocan. Los callos suelen causar molestias solo cuando se ejerce presión directa sobre ellos, mientras que el ojo de gallo puede generar dolor constante, incluso en reposo, debido a la fricción continua entre los dedos. Su origen también es distinto: los callos aparecen por presión repetitiva en una misma zona, mientras que los ojos de gallo se forman por el roce continuo entre los dedos

Síntomas del ojo de gallo en los pies

Los síntomas de los ojos de gallo en los pies pueden pasar desapercibidos en sus primeras etapas, pero con el tiempo se vuelven dolorosos y molestos, especialmente al caminar. El dolor se localiza en la zona afectada, intensificándose cuando se ejerce presión, ya sea al apoyar el pie o al presionar directamente sobre la lesión. Esta molestia suele ser persistente y no desaparece fácilmente sin tratamiento adecuado.

Además del dolor, se observa un engrosamiento y endurecimiento de la piel, con un núcleo más profundo que puede llegar a ser muy incómodo. La piel alrededor del ojo de gallo puede presentar enrojecimiento o inflamación, lo que indica irritación continua por el roce. En algunos casos, la lesión adquiere un aspecto blanquecino o amarillento debido a la acumulación de queratina en la zona.

Otro síntoma característico es la sensación de pinchazo o ardor, que puede volverse más intensa al caminar o permanecer de pie durante largos periodos. Muchas personas experimentan dificultad para calzarse, ya que el contacto con el zapato provoca una presión constante en la zona afectada

¿Por qué aparecen los ojos de gallo?

Los ojos de gallo se forman por una combinación de presión excesiva y fricción en zonas específicas del pie. Entre las principales causas encontramos:

  • Uso de calzado inadecuado: Zapatos demasiado estrechos o con punteras apretadas aumentan la presión entre los dedos, favoreciendo la formación del ojo de gallo.Por esto, es importante conocer la forma de nuestros pies.
  • Sudoración excesiva: La humedad entre los dedos favorece el reblandecimiento de la piel y facilita la formación del ojo de gallo.
  • Falta de hidratación: Una piel seca es más propensa a endurecerse y formar callosidades.
  • Uso prolongado de calzado sin calcetines: Esto puede incrementar la fricción directa en la piel.
  • Deformidades en los pies: Dedos en garra, juanetes o malformaciones pueden generar puntos de roce que derivan en hiperqueratosis.

¿Cómo quitar un ojo de gallo del pie?

Eliminar un ojo de gallo de forma segura y definitiva requiere la intervención de un podólogo profesional, ya que los tratamientos caseros pueden ser ineficaces o incluso agravar la lesión. La mejor opción es contar con un profesional, quien podrá valorar la lesión y aplicar un tratamiento personalizado y seguro según las necesidades de cada paciente.

Tratamiento podológico para eliminar un ojo de gallo

Un podólogo cuenta con técnicas profesionales para tratar el ojo de gallo de manera efectiva y sin riesgos. Algunas de las más utilizadas son:

  • Deslaminación o fresado profesional: Se elimina la capa endurecida con herramientas especializadas, reduciendo la presión sobre el tejido circundante y aliviando el dolor de inmediato.
  • Ortesis de silicona personalizadas: Estas separaciones de silicona ayudan a evitar el roce entre los dedos, lo que previene la reaparición del ojo de gallo.
  • Estudio biomecánico de la pisada: Si el ojo de gallo se debe a una mala distribución del peso al caminar, el podólogo puede realizar un análisis de la pisada y recomendar plantillas personalizadas a domicilio  que ayuden a corregir la presión en los pies.

Consejos para prevenir el ojo de gallo en los pies

Los ojos de gallo pueden ser muy molestos y dolorosos, por lo que prevenir su aparición es fundamental para mantener la salud y comodidad de los pies. Evitar el roce continuo entre los dedos y reducir la presión en zonas sensibles es clave para evitar esta afección

  • Elige calzado adecuado: Usa zapatos cómodos, con suficiente espacio para los dedos y fabricados con materiales transpirables.
  • Hidrata tus pies diariamente: Aplica cremas específicas para mantener la piel en buen estado y evitar el endurecimiento de las zonas propensas a la fricción.
  • Evita el exceso de fricción: Usa calcetines sin costuras y de tejidos naturales para reducir el roce entre los dedos.
  • Corta las uñas de forma correcta: Un mal corte puede favorecer el roce entre los dedos y propiciar la formación de ojos de gallo.
  • Acude regularmente al podólogo: Un chequeo preventivo ayuda a detectar problemas en los pies antes de que se agraven y evitar complicaciones.

Si sufres de ojos de gallo, callos u otras molestias en los pies, lo mejor es contar con un podólogo profesional que valore la situación y realice un tratamiento adecuado. Con un servicio de podología a domicilio en Zaragoza, recibirás atención especializada sin necesidad de desplazarte, ideal para personas con movilidad reducida o quienes prefieren la comodidad de ser atendidos en casa.